14.9.09

Un sábado más ¿ascendiendo o descendiendo?

Otro sábado que se marcha por el retrovisor. Por delante una carretera vacía, un gps que no funciona, ni atisbos de coches o casas acogedoras en las que preguntar si la dirección que hemos tomado es buena...Y así seguimos otra semana por esa carretera recondita sin saber a donde nos llevará y sin saber que hacer...

Uno ya no sabe que pensar. Quizás el ir asumiendo que hemos perdido antes de partir, que nos hemos embarcado en una aventura en la que hay pocas posibilidades de que acabe bien, sirva para sentir menos tensión y responsabilidad.

Cuando hay poco que perder y mucho que ganar, uno se relaja. Pero en fin, delante esta el espejo de lo ambiguo. Bello, pero deformador de la realidad, te dice que te ha saludado, antes a lo lejos y tú ciertamente has notado que de vez en cuando te mira, pero no sabes si es por cortesía o como una asacarinada declaración de intenciones.

En fin, uno se relaja intenta ser el de 15 días atrás y poco a poco se va consiguiendo, cayendo a veces en el histrionismo, porque si algo no se va a restar es las ganas de vivir el momento. No nos pondremos caretas de misa de una. Seremos como somos y asumiremos las consecuencias.

Finalmente alguién irrumpe en la escena rafaguiana, con un ramo de flores y siguiendo un instinto, hurtándola al momento y destino, me hago con una rosa que sin dudarlo dejo en sus manos. El detalle parece gustar pero no es suficiente....



La rosa pasa a su bolso, y minutos después veo como sus mano se entrelaza con la del bonaparte de la semana pasada, un bonaparte que hace tiempo que está presente, un bonaparte que sin hacer ruido se va haciendo un hueco y me desplaza del mapa.




bonaparte, toma una mano y pone sus dos picas en Flandes con ósculos breves, sencillos, pero que no parecen incomodar, parecen ser el anuncio de nuevos capítulos. Capítulos que no se si me gustaría visionar. Es duro, sentirse estatua de sal, no miramos atrás por la amenaza biblica, y mirando adelante nos convertimos en estatuas igualmente. De momento lo que han conseguido es que yo empiece a pensar en abandonar mi sueño de republicas rojas, quizás estas solo hayan existido en mi imaginación. Quizás sea tiempo de rendirse, de arriar la bandera roja y sustituirla por la blanca. La derrota a veces es la opción más digna, al fin y al cabo es inútil sufrir por alguien a quien no le importas.

No hay comentarios: