12.12.06

Unhas pinceladas sobre Carmen




Hoxe Carmen avisoume de que José Luis Alvite lle adicara unha columna de opinión que se pode ver no Faro de Vigo e en La Opinión. Para min é todo un luxo, pois penso que é unha das mellores plumas á hora de afrontar un artigo de opinión. Unha lastima que noutros puntos do estado non disfruten da escrita de Alvite.
É certo que o escritor retrata a Carmen dun xeito un pouco pesimista, da a imaxe dunha rapaza vencida ás veces polas circunstancias. Así é moitas veces, pero noutras ocasións sabemos que tras esa fachada se atopa unha persoa capaz de infundir optimismo aos que están ao seu arredor e a necesitan, aínda que ela este tan mal ou peor que quen a acompaña.
Para quen coñeza a Carmen, non fará falta leer o artigo de Alvite, ainda que o recomendo porque paga a pena, para quen non a coñeza que lea e saque conclusións de como é. Eu sinto non poder ter ido ao seu cumpreanos. O ano que ven non faltarei.


ASPERO Y SENTIMENTAL

Colega bajo la lluvia


JOSE LUIS ALVITE

A veces Carmen me daba algo suyo a leer antes de despacharlo.
La acerqué a su casa en coche unas cuantas veces y siento no haberlo hecho en más ocasiones. A ella le incomodaba pensar que por hacerle aquel ridículo favor me desviase de mi camino. Nunca le hice una confesión así, pero mi colega periodista era un ser especial, una mujer interior y afligida, una de esas chicas cuya casa siempre la cae a tu coche camino de la tuya. Escribíamos sentados frente a frente en la delegación del periódico en Compostela y aunque no hablábamos mucho, lo cierto es que estábamos tan compenetrados en nuestro silencio, que incluso nos turnábamos para toser. Hace un par de años caí en una larga depresión que me mantuvo largos meses apartado del periodismo, y cuando regresé a la actividad, decidí retirarme a escribir en casa. No sé en qué ocupa Carmen Villar su nostalgia, pero quiero que sepa que una parte de la mía la empleo en acordarme de ella, como me ocurre hoy, que he puesto en los auriculares una de esas melodías de Henry Mancini que parecen escritas para evocar la melancolía y la luz de las chicas tan delgadas y tan personales como aquella colega periodista a la que, no sé por qué, siempre imagino plantada bajo la lluvia frente a una tienda de paraguas recién cerrada, aterida a medias por la inspiración y el cansancio, triste y a la vez entusiasmada, en mitad de una calle en la que ella fuese lo único interesante que esté ocurriendo. Carmen Villar es mucho más joven que yo pero jamás quise saber su edad, porque las chicas como ella tienen la edad de las historias que escriben, y cuando no escriben, muchacho, cuando no escriben, las chicas hondas y tristes como mi inolvidable colega periodista tienen al edad de la última vez que no lloraron. A Carmen Villar no le recuerdo muchos momentos de gloria emocional porque siempre ocurría en su interior algo que le hacía daño. Yo trabajaba sentado frente a ella y recuerdo muchas de aquellas tardes en las que la vi escribir completamente íntima y derrotada, envuelta en la discreción del humo de nuestros cigarrillos, que también a mí me servía para disimular la soledad y el desánimo. Creo que tendría que haber hablado más con ella, preguntarle por sus emociones, decirle cualquier cosa con cuyo aliento pudiese apartar durante un rato aquel muro de humo en el que siempre era invierno. A veces Carmen me daba algo suyo a leer antes de despacharlo. Recuerdo haber leído cosas suyas que con un par de arreglos podrían haber sido publicadas en uno de esos exquisitos periódicos editados para ser leídos exclusivamente mientras sorbes lentamente un café servido en la cola del piano. Tenía garra y recursos, emoción y descaro, y sufría mucho porque luego alguien le metía las tijeras y en la poda quedaban milagrosamente a salvo el árbol y las hojas, pero se habían desvanecido la sombra, el viento y los pájaros. A veces pienso que Carmen Villar se habrá sentido muchas veces como se sentiría el ilusionista al que le obligasen a hacer con topos el elegante y airoso truco de las palomas. Nunca se lo dije, pero lo cierto es que sufrí cada una de sus decepciones como si me concerniesen tanto como a ella. Entonces esperaba a que surgiese la rara oportunidad invernal de llevarla en coche hasta su casa con los rodeos que necesitase para darme tiempo a mostrarle mi apoyo y decirle que sabía como se sentía en aquel momento y ofrecerle como solidaridad la música seleccionada en el ambiente del coche para que el corto viaje hasta su portal le pareciesen quince minutos atravesando París por las calles de otra ciudad mojadas ex profeso para ella con la afectuosa lluvia del cine. Pensé tranquilizarla, pero nunca me atreví. Ahora hace mucho tiempo que no la veo pero, las pocas veces que telefoneo a la delegación del periódico, pregunto por ella sin que probablemente lo sepa. Lo cierto es que la echo de menos y que me gustaría estar a su lado para entregarle personalmente una nota que ha pasado en mis bolsillos más tiempo que mis manos: "No sufras, amiga. Tú y yo tenemos sobre la gente feliz la ventaja de saber que en realidad la vida no es otra cosa que un cadáver mal enterrado"...

3 comentarios:

Lillu dijo...

Yo no creo q sea una visión pesimista, un tanto nostálgica quizás, pero yo veo reflejada a esa Carmen inconformista, honesta y sincera con el mundo y por ello incomprendida, a veces un pelín dramática, cierto es, pero siempre dicen q los genios tienen sus rarezas :) Aún así, y de recordarla en parte como recrea Alvite, también la recuerdo ilusionada con cualquier pequeñez y eso es lo q nos sigue haciendo grandes como personas.

bezitos

Lillu dijo...

Y digo recuerdo porque hace un año q no la veo, q parece q la hubiera matado o algo XDD Pobesita, bezitos Carmen!! :D

rosmoninha dijo...

es un ceo, xosé luís:) foi mágoa que non viñeras porque xa sabes que eu me alimento dos sorrisos dos amigos que quero e ti estás na lista. ademais, non me viña mal repasar uns cantos chistes. aprendín un par deles moi malos sobre cataláns que teño que transmitirche para que ti lles deas o toque definitivo. douche moitas grazas por tódolos cariños que se nota que me tes:) e a lillu tamén, dende aquí:) nótase que me queredes:) jaja eu tamén vos quero!!!